Maritza Bernia

Presencia del analista

Primeramente podemos decantar algunos elementos estructurales de los conceptos fundamentales del psicoanálisis, propuesto por Lacan en su seminario 11. El primero hace partícipe, parte, a “la presencia del analista” del concepto de inconsciente. Son inseparables según el propio Lacan. Dice textualmente: “… la presencia del psicoanalista, por la vertiente misma por donde aparece la vanidad de su discurso, ha de ser incluida en el concepto del inconsciente” Es importante señalar que dicho concepto de Inconsciente, ya no es el que era… La nueva dimensión de que el inconsciente es pulsátil, pulsional, cambia la estructura de cómo era concebido anteriormente, aun cuando el propio Lacan sostiene que está estructurado como un lenguaje en el propio seminario. No es el inconsciente simbólico que aparece como intervalo entre dos significantes, sino que bordea un agujero. Es esta presencia real lo que se bordea, el analista en tanto objeto. El analista, su presencia real, “presta su cuerpo” en este trayecto pulsional, y es de lo que se trata el inconsciente en este momento de su enseñanza, de un recorrido alrededor de un agujero, agujero ocupado, no obturado, por el cuerpo real de un analista, la transferencia tomando cuerpo.

La esquizia del sujeto ubicada en esta dimensión pulsional, que refiere el propio Lacan, se desvía sustancialmente, políticamente, pudiéramos decir, cuando se piensa en términos de comunicación, comprensión, participación de la “parte sana del yo” y el acuerdo entre dos. La dimensión real asoma acá su cara, para mostrar que no es de lo que se trata. Lo novedoso es encontrar en el texto de Lacan, que, es la presencia del analista quien cierra el inconsciente, pero puntúa, mas adelante… es el momento de interpretar.

La interpretación permite entonces relanzar el circuito pulsional, dialectizar lo que queda detenido e instaurar la falta en tanto fecunda.

Aun es ambiguo, a mi parecer, si es la transferencia o la interpretación condición, para que se instale una de la otra, en todo caso, el enlace sincrónico de dos dimensiones que funcionan como motor para que devenga ahí un sujeto de todo derecho, el que es acogido en el dispositivo y el discurso analítico.