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XV Seminario del INES

2015: XV Seminario. Boletín #3

Con este número iniciamos un intercambio que esperamos favorezca el trabajo de nuestro próximo Seminario del INES. Las contribuciones de algunos de los directores de los CID, serán el material que permita abrir la conversación con nuestro invitado Luis Tudanca, quien amablemente ha aceptado comentarlas.

Nuestra idea es poder aproximarnos al texto que trabajaremos “La equivocación del sujeto supuesto saber“, articulándolo a otros escritos de la época, en los que se plasma el debate interno que Lacan afronta en el año 67, un año político para el psicoanálisis. Este texto, que se ubica entre el seminario 14 “La lógica del fantasma” y el seminario 15 “El acto psicoanalítico“, nos pone en la vía de repensar el Inconsciente.

En este marco, invitamos a los Directores del CID a articular el texto de referncia con otros escritos de la época que dan cuenta del debate mencionado. Entre estos textos encontramos: “La proposición del 67”; “Discurso de la Escuela Freudiana de París” ; “El psicoanálisis. Razón de un fracaso”; “Del psicoanálisis en sus relaciones con la realidad”.

Para esta ocasión, Susana Dicker nos propone algunas ideas sobre La proposición.Acompaña su texto un breve comentario de Luis Tudanca

 

Entre la Proposición y la Equivocación

No es casual que Lacan inicie su Proposición del 9 de octubre de 1967 con esta frase: “Se trata de estructuras aseguradas en el psicoanálisis y de garantizar su efectuación en el psicoanalista”, interesado como está en una Escuela que se distinga de las Sociedades analíticas existentes, a las que cuestiona haber desvirtuado lo revolucionario del descubrimiento freudiano. De allí que tampoco sea casual que, dos meses después, en Nápoles, inicie su conferencia: La equivocación del sujeto supuesto saber con la pregunta: “¿Qué es el inconsciente?” a la que acompaña de un: “La cosa no ha sido aún comprendida”, cuando pasó más de un siglo desde que Freud testimoniara acerca de la potencia de ese descubrimiento, tal como él lo concibió. Desvirtuarlo no es sin consecuencias para la concepción de la clínica psicoanalítica y la práctica que le concierne.

Por ello mismo, si la Proposición… es sobre el psicoanalista de la Escuela, es porque Lacan está apostando a que el analista que surja de la formación que ella dispensa, no surja de una “cooptación de sabios” ni tampoco sea simplemente “un operador” preparado por ella. Ese analista de la Escuela, el AE, “está entre quienes pueden testimoniar de los problemas cruciales en los puntos vivos en el análisis, en tanto están en la tarea de resolverlos”[1] . De allí que el paso de psicoanalizante a psicoanalista esté articulado a la terminación del análisis. Entonces no es superflua su afirmación: “nuestros puntos de empalme, donde tienen que funcionar nuestros órganos de garantía, son conocidos: son el inicio y el final del psicoanálisis, como en el ajedrez”. [2]

Si al comienzo del análisis está la transferencia y “lo está por la gracia”[3] del psicoanalizante, ella misma seguirá siendo el eje en el encuentro con el partenaire-analista, dando un sello particular a la experiencia, en tanto es, al mismo tiempo, escollo a la intersubjetividad. Nos toca interrogar ese “entre” el inicio y el final, que no es universalizable.

 

El Sujeto supuesto Saber

El término sujeto supuesto saber articula transferencia e inconsciente, en tanto analizante y analista quedan implicados en la pesquisa de un inconsciente engañoso, el de “la equivocación” pero que, sin embargo, no es sin él que estamos en el campo del psicoanálisis. Un trabajo en transferencia en el que reconocemos dos dimensiones: la semántica, por la vía de la articulación significante, y la libidinal, ambas de estructura. Por algo, en La equivocación…[4] , Lacan dice: “Todo lo que concierne al inconsciente juega sobre efectos de lenguaje (…) Pero que pueda existir allí un decir que se diga sin que uno (on) sepa quién lo dice (…) es una resistencia óntica”.

En la Proposición… Lacan recurre al algoritmo de la transferencia y con él, sin mención directa, introduce la función del semblante en la experiencia analítica. Semblante en el sujeto supuesto saber, en la develación y en la encarnación de ese otro semblante, el objeto a, y en la naturaleza de semblante de la experiencia misma.

El algoritmo le da la posibilidad de plasmar la incidencia del significante como constituyente ternario, la operación del lenguaje que confirma que ningún sujeto puede ser supuesto por otro sujeto y que le da ocasión de “limpiarle a ese sujeto el barro de lo subjetivo”[5] . En este sentido es interesante el índice “q”, que subraya un “significante cualquiera” para el inicio de la experiencia pero que, al mismo tiempo, recuerda al analista que hay una barra entre ese Sq de la línea del arriba y los S en cadena de la segunda, y que su relación “sólo puede hallarse allí por encuentro”[6]. Y, sin embargo, si estos S se alinean para dar un significado al sujeto, esto es lo que se irá despejando en el curso del análisis, en la medida en que vayan cediendo en tanto significantes amos. Es un viraje “en el que el sujeto ve zozobrar la seguridad que obtenía de ese fantasma donde se constituye para cada uno su ventana sobre lo real…”[7] pero también la certeza en la fixión de goce.

Operación que “devela lo inesencial del sujeto supuesto saber (…) metamorfosis en que el partenaire se desvanece por no ser ya más que saber vano de un ser que se sustrae”[8]

  1. Lacan, J. Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el analista de la Escuela, en Otros Escritos, p 261. Paidós, Buenos Aires, 2012.
  2. Lacan, J ibídem, p 265
  3. Lacan, J. ibídem, p 265
  4. Lacan, J. La Equivocación del Sujeto Supuesto Saber, en Otros Escritos, p 354, Paidós, Buenos Aires
  5. Lacan, J. Proposición del 9 de octubre de 1967, p 266
  6. Lacan, J. ibídem, p 267
  7. Lacan, J. ibídem, p 272
  8. Lacan, ibídem, p 272-273

 

Comentario de Luis Tudanca

Susana Dicker elige ubicar el eje de su intervención entre la
“Proposición…” y la “Equivocación…”
Subrayo tres puntos que decantan del texto: el inconsciente, la
transferencia, el semblante. Quizás esos tres puntos, hay otros, anticipan
el seminario por venir.
Propongo ubicarnos del lado que subraya Susana y que fue el de Lacan: “La
cosa no ha sido aún comprendida”
Un nuevo problema: ¿no es Lacan quién nos advirtió que nos cuidemos de
comprender?
Esa paradoja hay que sostenerla: permanecer en lo aún no comprendido sin
abrazar el cierre de la comprensión sostendrá el trabajo.
Pero con algún saldo de saber para cada quién…espero.

 

Comisión organizadora
Mauricio Tarrab. Director del INES
Clara María Holguín. Presidente del Comité Consultivo
Gloria María González. Responsable Correo del INES