La fórmula “…entre sorpresa y verificación” me recuerda una que Lacan emplea en el seminario “El acto analítico” ahí dice: “La dimensión del acto inmediatamente surge ese algo que implica un término como el que acabo de mencionar (acta de nacimiento), a saber, la inscripción en alguna parte…” (Clase del 15 de noviembre de 1967). En la pequeña referencia de Lacan, se aborda el efecto de un acto, a saber, “la inscripción en alguna parte“. Con el equívoco entre acto y acta, se pone en juego tanto el cuerpo en un acto, como una localización en el acta y en esto último, la localización de lo que ya hay. Esto resulta central pues el análisis -esto es una enseñanza que he podido seguir por mi propio análisis, la supervisión y el estudio de los textos- versaría sobre aquello que ya encontramos en formaciones del inconsciente o en significantes que se resaltan en un analizante. Leía recientemente el libro “¡Interpretar!” de Jorge Chamorro, ahí me interesó su formalización (Chamorro, 2011, p. 31) de la interpretación por la cita en donde sitúa como necesario tanto un significante del analizante como el acto del analista de ir a “extraerlo“. La extracción resulta fundamental ya que puede permitir captar el peso de lo que se dice y a su vez, evitar que ahí coagule un sentido que cierre.
Si pudiera pensar algunas pistas para rodear el problema de la verificación, se me hace accesible abordarlo con un caso en donde una paciente se queja, durante meses, por cómo es referida por su partenaire. Al decirlo yo mismo en sesión ella se incomoda y me lo hace saber, rápidamente le señalo que es habitual que le digan así y le pregunto por lo que le extraña de eso. El acto que tiene un efecto interpretativo, que viene seguido de una vacilación calculada, instituye après coup una rectificación en la localización del síntoma. Se pone en acta que ella sufre mucho con la ofensa.