Por Silvia Salman
Buenos días a todos, quiero agradecer la invitación a continuar el trabajo que tuvimos la oportunidad de hacer juntos en el 2019, le agradezco a Viviana Berger y a través de ella a todos los responsables de este fantástico número de cuadernos del INES, que también recibí, lo tengo acá como Raquel, entre mis manos, muy pronto apenas salió Alejandra Glaze de la Editorial “Grama” me lo envió.
Y lo primero que quiero decir, y después de escuchar a Raquel más aún es ¡Cuanto trabajo! Cuanto trabajo hay aquí y me alegra haber sido parte de ese trabajo, por haber participado en la conversación clínica en aquel momento sobre un tema que efectivamente mantiene una vigencia absoluta y crucial en esta época. Porque permite, y cuando lean este cuaderno del INES lo van a ver, permite revisitar, y también actualizar este carácter primario del goce que impregna nuestra vida contemporánea.
Así que los felicito a todos, en primer lugar, por este acontecimiento físico, como dice Ángel Sanabria en su presentación, lo físico importa, en este momento especialmente. Y siguiendo la orientación de la presentación que Raquel hace en la introducción a este número de cuadernos del INES, donde ella dice que un cuaderno sirve para anotar cosas, entonces quiero compartir con ustedes mis anotaciones. Algunas de esas notas, porque son muchas las que he hecho, algunas al margen en el libro mismo, para compartir con ustedes y poder conversar ahora con el trabajo que podamos continuar.
Mi primera nota es sobre lo que llamaría la actualidad del escrito de Lacan, incluso en plural, actualidades. Por un lado está la actualidad del escrito de 1948 y muchos de los trabajos de los colegas que están aquí publicados retoman ese interés de la época de los años que siguieron a la Segunda guerra mundial, es decir que el texto está absolutamente impregnado por ese momento histórico. Me parece que el interés de Lacan por la agresividad en ese contexto recoge el interés de Freud, también en el entreguerras, digamos en los años 20, cuando pudo desembocar en la elaboración de la definición de la fuerza de la repetición más allá del principio del placer. Me parece que hay una continuidad que puede leerse allí de cómo la agresividad lacaniana y la compulsión de repetición freudiana se emparentan como efecto de lectura de una época atravesada por este malestar en la civilización.
Me parece que este cuaderno del INES enseña sobre este punto porque es un hilo que recorren todos los trabajos presentados, y también aquí están publicados -como recordaba Raquel recién- dos textos, uno de Jacques-Alain Miller y otro de Eric Laurent que son parte del Seminario colombiano que ambos dictaron en el año 1991 en París. Tengo entendido que ha pedido de unos colegas colombianos que se estaban formando en aquel momento en París, en un intercambio con Miller surge la idea de ese seminario, que también es parte de una interpretación de la época en Colombia. Porque había el interés de trabajar sobre el tema de la violencia, sobre las marcas de la violencia, en aquel momento Colombia se encontraba arrasada, probablemente desde antes, por el tema de las FARC y el narcotráfico y Miller les propone trabajar el concepto de agresividad a partir de este texto “La agresividad en psicoanálisis”. Creo que allí también hay algo a leer para distinguir lo que es la agresividad y lo que es la violencia, pero bueno es un modo de interpretar también las marcas de la violencia en aquel momento.
Y, por último 2019 es la propuesta del trabajo del INES que hace la NEL, es decir que la NEL interpreta en este momento. Interpreta, lo voy a decir así, que la guerra aún no ha cesado, entre comillas la “guerra” o como queramos nombrar eso que continúa empujando. Ya antes de la agresividad que trajera el COVID 19 al mundo entero, que es una agresividad del virus, sin duda, pero que también es de las políticas sanitarias y de la economía mundial. Se constataba una agresividad en escalada creciente en todas sus formas en la vida contemporánea, especialmente en Latinoamérica y en particular en algunos países de los que conforman la Escuela, entiendo que la NEL interpretó cuando ha propuesto este escrito para trabajar en el seminario.
Pienso que 1948-1991-2019 reflejan el interés por un tema que concierne al estado más profundo de lo humano y especialmente a las marcas en la palabra analizante y en el quehacer del psicoanálisis. ¿Cómo nos arreglamos con la agresividad aún? Fue de alguna manera el trabajo que se pudo hacer en aquel momento.
Mi segunda nota es sobre el concepto de pulsión. Si en la teoría es preferible que queden siempre los conceptos abiertos, -algo de esto dice Miller cuando presenta el escrito de la agresividad en psicoanálisis-, el texto que han estudiado deja abierto entre otros el concepto de pulsión. Al problema freudiano de la pulsión de muerte en este escrito, Lacan responde con la teoría del narcisismo y con la teoría del yo como desconocimiento. Es lo que trabajan varios de los textos de la perspectiva del concepto y de la disciplina del comentario y que Jesús en su trabajo ha retomado, lo que no agota por supuesto el problema de la pulsión. Más adelante, en lo que conocemos como el período estructuralista, la respuesta será el significante que tampoco resuelve la existencia y la insistencia de la dimensión pulsional. Un poco después la invención del objeto a sólo dará cuenta del aspecto de la pulsión que se despliega en un circuito localizado y en relación con el Otro del lenguaje.
Entonces, mi nota, lo que queda como nota después de esta lectura, es sobre la noción de tendencia que Lacan plantea en el escrito. Encuentro un eco de este término “tendencia” con lo que estudiamos en el seminario XXIII cuando Lacan se pregunta ¿por qué se habrá traducido el Trieb freudiano como pulsión existiendo la palabra deriva? Y no sólo ahí, antes también ya se lo preguntaba, al principio del seminario XX traducía el Trieb como deriva de goce. Entonces, me pregunto si la expresión “tendencia agresiva” que Lacan vincula al kakon en este escrito ¿podría converger hacia el término deriva? Casi como una perspectiva del concepto… Son mis notas de lectura.
Una nota más sobre la transferencia: concebir la experiencia analítica como una paranoia dirigida recorta, me parece, de un modo nítido la posición del analista en este contexto. Lacan le propone al analista hacerse partenaire de la agresividad, neutralizándola, permitiendo que el sujeto agote su agresividad dirigida a él. Ahora bien, me pregunto: ¿esta neutralidad lo deja fuera del campo de la agresividad al psicoanalista? Debo decir que la idea de la neutralización me hizo preguntar si neutralizar es no responder o, si es un modo de responder. En fin, la pregunta es “hacerse partenaire”, en principio no lo dejaría fuera, sin embargo, allí creo que hay una cierta paradoja, porque tal y como lo expresó Jesús en el debate en São Paulo: “En un análisis que transcurre dentro de la complacencia y del acuerdo entre analista-analizante, hay algo que no pasa bien”. ¿Cómo hacer emerger entonces esa tendencia, ese kakon en el marco de transferencia? Incluso de la transferencia negativa que efectivamente es el drama inaugural de la experiencia analítica, tal como lo expresa la noción de odio-enamoramiento que surge algunos años después en Lacan.
Mi cuarta nota, la perspectiva del Sinthome. Me interesó mucho como trabajaron el Sinthome como el factor de contención de los excesos de la pulsión de muerte, que no son absorbidos por la operación significante ni por el ideal del yo. Me interesó esa fórmula que llamaron factor de contención. Fue lo que Jesús planteó casi al final de su intervención, pero se retomó en el debate con los colegas. Pienso que el sinthome es una vía que introduce este factor de contención, un límite desde otra perspectiva que el límite fálico, que el límite del padre y del universo fálico. Una vía que cuenta con lalengua como modo de tratar esos excesos.
Me interesó en especial en este momento porque es algo que estoy trabajando en relación a la Conversación virtual de la AMP 2022 sobre “La mujer no existe” y en relación al goce femenino como régimen de goce como tal. Pienso que abre una vía para explorar la cuestión del Uno y del Sinthome para situar ese límite o factor de contención, de otro modo que el límite fálico, tal como concluye Jesús en su intervención en ese momento: “es la singularidad de la distribución de lo real, de lo simbólico y de lo imaginario”. Me parece que se abre una perspectiva a partir del texto de la agresividad en psicoanálisis, una reflexión.
Por último, una nota que creo que se puede desprender de la anterior y es para continuar explorando, sobre la relación y la distinción entre las identificaciones en análisis y las nominaciones. Es algo sobre lo que debatimos recordarán, en la conversación clínica a partir de los casos presentados por Martha Carolina Forero y por Giancarla Antezana y que me parece abre una perspectiva clínica hacia esa singularidad del anudamiento de R-S-I para cada quien. De cómo efectivamente eso es un factor de contención, un límite o un tratamiento si quieren, de este carácter primario del goce que el escrito de Lacan pone de relieve y nos interesa especialmente.