II Conversación Clínica de la NEL

Boletín Letras en línea #1

Guayaquil – 20 de octubre de 2016

Iniciamos una nueva serie de nuestro boletín Letras en línea, que tiene como eje orientador la preparación, la difusión, de nuestra II conversación Clínica, que como ya se ha difundido en el Boletín # 0, tendrá como tema de trabajo: La transferencia: motor y obstáculo.

En una primera etapa la modalidad será la entrevista, tres miembros de nuestra Escuela han aceptado cordialmente nuestra invitación. En un segundo momento pondremos a conversar, en la modalidad de duplas, a otros 12 miembros. Les agradecemos por anticipado igualmente su disposición para participar en esta modalidad de trabajo.

La transferencia es no sólo uno de los conceptos fundamentales en la teoría psicoanalítica, sino que sin el establecimiento y sostenimiento de la transferencia sería imposible la experiencia analítica de un analizante.

Desde Freud la transferencia implica una direccionalidad al Otro: el paciente no solo le dirige preguntas al analista sino que también despliega su neurosis frente a él, asocia libremente, “se pone a trabajar” y produce enlaces para encontrar la respuesta a la pregunta que le plantea su síntoma. Esta vertiente de la transferencia es la que conocemos como “motor” ya que conecta al síntoma con la asociación libre, y de esa manera se puede tener acceso al inconsciente. Ahora bien, como nos lo enseña Freud, paralelamente al acercarnos al núcleo patógeno, la transferencia se vuelve resistencia y en consecuencia produce un cierre del inconsciente, es la vertiente obstáculo.

En este Boletín # 1 difundimos la entrevista que le hemos realizado a Patricia Tagle. Ella con su estilo poético nos introduce, con un aperitivo, con un pequeño bocado que tiene la virtud de abrirnos el apetito –para seguir con mi metáfora –, de lleno a nuestro trabajo.

Buena lectura, provecho!!!!

Fernando Gómez Smith

Conversando con Patricia Tagle:

¿Qué nos podrías aportar sobre el tema de La transferencia: motor y obstáculo?

“Al principio era el amor”, señala Lacan al inicio del Seminario 8, y menciona el encuentro de Breuer con Anna O. Allí, en el principio -donde Breuer huyó y Freud tomó la posta para abrir un campo nuevo- estaba el amor. Lacan compara en ese seminario a Freud con Sócrates: ambos optan por servir a Eros para servirse de él.[1]

Ese encuentro inaugural permitió a Freud elaborar ese fenómeno del cual el psicoanálisis, -específicamente los psicoanalistas, cada psicoanalista- se sirve, o está supuesto a servirse; no sin dificultades o tropiezos. Me hago acompañar en esto por Lacan, no el de los Escritos, ni el de los Seminarios, sino su propia voz en una entrevista hecha por Françoise Wolff para la televisión Belga en 1972 [2].

De esa entrevista, recorto las siguientes expresiones de Lacan al ser preguntado por la transferencia:

“Cada vez una sorpresa nueva

“No deja de maravillarme”

“Una experiencia que he definido, en la ocasión, como intangible (el subrayado es mío)

Y agrega:

“Por supuesto muchos analistas se protegerán, porque, en verdad, la sorpresa no se da jamás sin provocar un efecto de terror. Protegerse detrás de la motivación artificial de la transferencia por pensar que, después de todo, no es más que un artificio, es ponerse al abrigo de algo que –comprensiblemente- puede parecer pesado, porque, como Freud no dejó de observarlo, no hay ninguna diferencia entre la transferencia y el amor.”

Contamos, para orientarnos, con los textos de Freud sobre la transferencia, sus valiosas indicaciones técnicas, además. También con los textos y seminarios de Lacan en los que particularmente se ocupa de la transferencia: La dirección de la cura; Intervención sobre la transferencia; el Seminario 8, el Seminario 11, la Proposición del 9 de octubre -dondeLacan formaliza el matema de la transferencia (SsS), y en ese sentido la vacía de pasiones, la escribe y la criba-, su seminario de La lógica del fantasma. No son los únicos lugares donde esto se menciona, ciertamente. Contamos, además, con los preciosos testimonios de los AE, que nos permiten constatar que la transferencia es el “alfa y omega” que atraviesa toda la experiencia de un análisis, y, más aún, es su condición de posibilidad. Ellos, particularmente, nos permiten elucidar los puntos de obstáculo y las maniobras del analista, en cada caso, para sortearlos. Para alojar ese real, muchas veces insoportable, de la puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente. [3]

 

¿Qué papel juega en todo esto la presencia del analista?

No hay transferencia posible sin presencia del analista, la transferencia la implica; es algo que está presente desde el saque, y se pone en juego en cada encuentro y en cada tramo de un análisis. No es azar que Lacan enlace precisamente la presencia del analista a la pulsión, en acto. [4]

Sería distinto preguntarnos por el lugar del analista en la transferencia: ¿Cómo SsS (sujeto supuesto saber)?; ¿cómo objeto “a”?; ¿cómo partenaire de la pulsión?; ¿cómo trauma?; ¿”todas las anteriores”?

Partenaire, sin duda. “a- pasionado, diría yo. No sin deseo.

 

Por otro lado, pero en la misma línea, ¿qué lugar para la interpretación?

¿Quién interpreta hoy? , se preguntaba Lacan en La dirección de la cura…

Indudablemente la potencia de la interpretación, digamos, el principio de su poder, es solidario del lugar que el analista ocupa en la transferencia, siempre insondable.

Quizás por ello Lacan comparó la posición del analista a la de del santo: Un santo, (…) no hace caridad. Más bien se pone a hacer de desecho: descarida. Y ello para realizar lo que la estructura le impone, a saber, permitir al sujeto, al sujeto del inconsciente, tomarlo como causa de su deseo.”[5] En ese sentido pienso que un analista está más a la altura de su función cuanto menos se sienta Amo de su interpretación.

Recientemente asistí a una exposición de arte titulada “Fracasa mejor” [6]. Me resulta interesante pensar la interpretación desde la perspectiva del fracasus, lo que cae, lo que resta, lo que se desprende -siempre, cada vez, y en cada sesión- de ese “artificioso” encuentro entre un sujeto que sufre y un analista.

Si la interpretación “yerra” y se equi-voca, – aún cuando dé en el blanco- es debido a la transferencia. Ahí, justamente, donde el analista está implicado, más allá de su persona y sus palabras, ahí donde está en juego su presencia y su deseo, lo suficientemente (¿o necesariamente?) “impuro”. Tan impuro como real, tan real como el amor en juego.

NOTAS

  1. Cf. LACAN, Jacques: El seminario 8. Bs. As, Paidós, 2003 , cap 1
  2. https://vimeo.com/13017760
  3. LACAN, Jacques: El Seminario 11. Bs As, Paidós, 1983, p. 152
  4. Ibidem, Cap. X “Presencia del analista”
  5. LACAN, Jacques: Televisión, en Otros Escritos. Bs. As, Paidós, 2012, p. 545
  6. http://www.enlima.pe/agenda-cultural/exposicion/fracasa-mejor-de-maricel-delgado

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA SUGERIDA

Con Freud

  • Freud, Sigmund. Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico, en Obras Completas. Editorial Biblioteca nueva, Madrid 1973. Obras completas, Tomo II, Pág. 1654.
  • Freud, Sigmund. Observaciones sobre el amor de transferencia, en Obras Completas. Editorial Biblioteca nueva, Madrid 1973. Tomo II, Pág. 1689.
  • Freud, Sigmund. La transferencia, en: Lecciones introductoras al psicoanálisis. Editorial Biblioteca nueva, Madrid 1973. Obras Completas, Tomo II, Pág. 2391.
  • Freud, Sigmund. Dinámica de la transferencia, en Obras completas. Editorial Biblioteca nueva, Madrid 1973. Tomo II, Pág. 1648
  • Freud, Sigmund. Más allá del principio del placer, en Obras Completas. Editorial Biblioteca nueva, Madrid 1973. Tomo III, Pág. 2507.
  • Freud, Sigmund. Recuerdo, repetición y elaboración, en Obras Completas. Editorial Biblioteca nueva, Madrid 1973. Tomo II, Pág. 1683.

Responsables del Boletín Letras en línea

  • Susana Dicker
  • Claudia Velásquez
  • Fernando Gómez