Conversaciones Clínicas I

Boletín #2

Letras en línea

¡No toda conversación es una conversación! Hallarán en este boletín las explicaciones que da Lizbeth Ahumada a esta afirmación entre signos de exclamación. En una conversación clínica no se trata de una interlocución afable y consensuada sino que partimos de lo imposible y de los problemas que se presentan en la práctica. No todo puede ser dicho y siempre queda un resto que nos permite relanzar una vez más la Conversación como experiencia de Escuela.

¿Qué hay del saber en una Conversación? En una Conversación el saber es un camino que se recorre más allá del Complejo de Edipo y bajo la consideración de la inexistencia del Otro. Mónica Febres Cordero elige pensar su comentario con relación a la experiencia del análisis y a dos testimonios del pase que le permite ubicar al padre como vivo y deseante y al goce abierto a la invención y al encuentro al final del análsis. Entenderán por qué titula su comentario “Correr un riesgo”.

Las referencias bibliográficas que presentamos aquí se orientan por la pregunta: ¿Qué es la Conversación ? Las citas son extraídas de “El malentendido” en Elucidación de Lacan, ahí encontrarán que Miller dice que solo la conversación analítica tiene la posibilidad de superar el malentendido.

María Hortensia Cárdenas

 

Comentario de Lizbeth Ahumada Yanet a la cita:

“La conversación la hacemos no sólo para verificar lo que sabemos, sino para plantearnos los problemas con la complejidad con la que se presentan en la práctica”. [1]

Jacques-Alain Miller ha planteado, en no pocas ocasiones, condiciones necesarias para que una conversación orientada por la clínica psicoanalítica pueda alcanzar su realización, pueda ser lograda. Entonces no se define en sí misma, ni como supuesto ni como anticipación: ¡No toda conversación es una Conversación! No basta con el gesto interesado de interlocutor, tampoco con el buen ánimo de una congregación, menos aún con la pretendida comprensión entre parroquianos o con el resultado jubiloso del consenso mayoritario. La conversación conforme a la práctica clínica debe tener su marca de nacimiento: lo imposible como causa. En este sentido entendemos que, aunque se pueden producir efectos de verificación de saber para cada quien, incluso efectos de verdad, lo que hace a la realización de una conversación (como a la realización del deseo), es justamente lo que se da en los tropiezos del Ideal que enmudece e inhibe. Así, la exposición de los embrollos de la práctica, de los embrollos del analista en su tarea de plantarle rostro a lo real de la clínica, a diferencia de las parábolas religiosas que buscan enseñar la construcción colectiva de la Verdad , da cuenta de la conversación que está a la altura del discurso analítico: articula la presencia del Otro en su doble estatuto, de código referencial sostenido en la doctrina, pero barrado en el pretendido alcance de la Unidad a partir de la juntura de las piezas. Es una Conversación no-toda. Es la condición mayor a la que debemos ser dóciles, estar dispuestos. Poner sobre el tapete la unicidad de la cura y la del analista en la cura, puede provocar la inspiración que mueve a razonar la experiencia a sabiendas que es un razonamiento que no funda un universal. Deseo de saber como saldo cuando se deponen los espejismos del narcisismo en sus diversas modalidades.

NOTAS

  1. Miller, J.-A., Seis fragmentos clínicos de psicosis, Buenos Aires, Tres Haches, 2000, p. 58.

 

Comentario de Mónica Febres Cordero a la cita:

“La conversación sería el camino de saber qué conviene al más allá del complejo de Edipo y qué conviene también el tiempo del Otro que no existe.” [1]

Correr un riesgo
En las Conferencias porteñas, Miller dice que el pase es parte de las consecuencias de un análisis. La conversación, “práctica esencial de los miembros de una Escuela”, [2] recoge la desuposición de saber implicada en un análisis llevado hasta su final y, al mismo tiempo, relanza su búsqueda. Cita a Laurent: el sentido del más allá del Edipo es la falta de garantía y la ausencia del punto de capitón para que el saber prosiga como búsqueda.

La cita objeto del comentario para este texto, define a la conversación como el “…camino de saber que conviene al más allá del complejo de Edipo y…al tiempo del Otro que no existe”. [3] Me interesó pensarla en relación a los testimonios del pase y a la modalidad de conversación que ellos plantean.

Así, L. Gorostiza en la conferencia “El padre después del pase”, [4] se pregunta: ¿De qué padre se trata en el más allá del Edipo, después del pase? ¿Significa estar advertidos de que el padre es solo un nombre, surgido del encuentro con el agujero de la no relación sexual? Responde que el padre después del pase implica ya no creer en “el” padre y sin embargo poder hacer uso de él. Lo cual, en relación a lo necesario del síntoma, abre una salida a un destino vivido como inexorable.

La experiencia de un análisis, añade, debería permitir la transformación del padre, no su caducidad. Pasar del padre muerto de la neurosis a un padre vivo, animado por un goce imposible de negativizar. La caducidad se refiere al padre del Edipo: es ese el padre que se transforma y permite pasar del Nombre del Padre como Otro del Otro a un padre deseante, sin Otro.

Marcus André Vieira en el testimonio durante las últimas jornadas de la NEL en Lima, [5] plantea para su discusión, que saber hacer con el goce del sinthome evoca un goce abierto a la invención y al encuentro. Forma de conversación, entonces, que implica el riesgo de una lectura realizada en el análisis y de su transmisión. Conversación abierta con y entre los miembros de la Escuela.

NOTAS

  1. Miller, J.-A., “Lo postanalítico” Conferencias Porteñas, Tomo 3, Buenos Aires, Paidós, 2010, p. 94.
  2. Ibídem.
  3. Ibídem.
  4. www.radiolacan.com/es/topic/199/3
  5. “El grito, el tambor y el griterío”. Inédito

 

Referencias bibliográficas sobre Conversación

¿Qué es la Conversación ?
1. En “El Malentendido” (pp. 27- 48) del texto Elucidación de Lacan. Charlas brasileñas (charlas entre 1981-1995), Buenos Aires, Paidós – EOL, 1998.
“Basta la elección del término conversación para imaginar el tono y el estilo de nuestro encuentro”. (p. 27)
“Utilicé la palabra conversación, bastante poco lacaniana, pues en el fondo no se pude disimular que la conversación, lejos de permitir la comprensión mutua, alimenta el malentendido. Solo un tipo de conversación tiene posibilidades de superarlo: la conversación analítica, evidentemente muy especial en su dispositivo.” (p. 28)
“Lacan decía: todos monologan. Esto es lo que implica el malentendido: que definitivamente todos monologan. Solo en el psicoanálisis, debido a la manera en el que el otro se presenta, existe una pequeña chance de monologar de otro modo, para ser prudente y no elogiar la operación, en ocasiones vertiginosa”. (p. 32)
“He aquí el Lacan que se debe abordar: no el Lacan eterno, no el Lacan teórico que daba respuestas en términos que nadie comprendía, sino el Lacan frente a sus problemas que procuraba no esconder, demostraba sus enojos e inquietudes, pero no a simple vista”. (p. 35)

Responsables del Boletín Letras en línea
María Hortensia Cárdenas
Ana Viganó