En respuesta a la invitación a participar en el Boletín Letras en Línea escribo este breve comentario en el marco preparatorio hacia la IV Conversación Clínica de la NEL cuyo tema será “La presencia del analista”. Mi comentario pone el énfasis en la presencia- ausencia del analista, ya que considero fundamental para tratar la cura. Sobre todo la cura analítica hoy.
El psicoanálisis se diferencia de la psicoterapia ya que logra producir cierto ausentamiento en la presencia, la presencia de un cuerpo, que da vida a la transferencia. Ese carácter paradojal que afecta a la presencia del analista potencia la eficacia de su acción, pues mientras más “ausente” aparezca éste, tanto más presente se hará como objeto de la transferencia. El analista presta su presencia a la transferencia del paciente, le sirve a la vez de carnada como de encarnadura transferencial. Mientras menos intervenciones realice, éstas estarán más llenas de eficacia, mientras menos hable más se lo escuchará y correrá menos el riesgo de convertir el dispositivo analítico en una relación dual. Un analista demasiado presente alimenta la ilusión de una soldadura imaginaria la cual, obtura los efectos de un análisis. El analista tiene cierta aptitud para ausentarse, para que allí donde se espera lo previsible, aparezca el enigma. La ausencia, es inherente a la presencia.
Un analista debe escabullirse allí donde se lo quiere atrapar, ausentarse cada vez que lo conviden a que esté presente. La presencia no es estar todo el tiempo presente.
Podemos decir para concluir que el analista brilla, es por su ausencia.
- Miller, J–A, Capítulo I, de Los usos del lapso, Edit. Paidós, Bs.As., Año 2004
- Lacan, Jacques: Seminario 11: Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis. Editorial Paidos. Bs. As. 1995.
- Lacan, Jacques: La dirección de la cura y los principios de su poder. Escritos 2