Letras en línea
Seguimos caminando hacia nuestra I Conversación Clínica de la NEL y lo hacemos con las piedras que suelen constituir(se) nuestros caminos, siempre de palabras. Piedras que sirven de apoyo para poner un pie luego el otro, o se instalan allí -aconteciendo- en el medio del camino, como la piedra inolvidable -inexorable, imponderable- que tomaba Miller del poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade. (“En medio del camino”, del poemario Alguma poesia, 1930)
Y como bien señala Juan Javier Peláez en su comentario, porque es hablando que se hace nuestro camino es que tiene algo de incierto, de sorpresa, de no sabido. Se empieza con un pie y nunca se sabe muy bien ni cuántos pasos se darán, ni si el otro pie andará por el mismo rumbo, o encontrándose con los pies de otros, o que su propio movimiento produzca un acontecimiento de palabra y lo conocido sea reconfigurado.
El comentario de Raquel Cors nos presenta la conversación ligada a la clínica en tanto cierta elucubración de saber sobre las piedras o mejor aún la piedra, siempre la misma, de la que se habla en un análisis -incluso cuando ésta pueda no existir-.
Acompañamos los comentarios con otra serie de referencias bibliográficas, esta vez sobre cómo opera la conversación.
Nuestra I Conversación Clínica será en Sao Paulo el 3 de septiembre próximo, y dedicaremos una jornada al exhaustivo estudio y discusión de los casos clínicos seleccionados a tal fin. En esta ocasión inaugural tendremos el privilegio adicional de contar con la participación de Miquel Bassols, quien generosamente animará el intercambio con sus aportes.
Los invitamos una vez más, con el entusiasmo de un esfuerzo que, apostamos, vale la pena.
Ana Viganó
Comentario de Juan Javier Peláez a la cita:
” La Conversación: se habla, nos hablamos. (…) Se conservará un carácter de improvisación para el acontecimiento. Nada de programa, excepto que hay que comenzar a tal hora, terminar a tal otra, reponerse, dormir, etcétera. El marco ha sido minuciosamente preparado (…) y es justamente lo que permite confiar el acontecimiento a la oportunidad”. [1]
Comienza esta cita destacando el lugar de la palabra en la conversación. No se trata de leer o recitar lo que previamente se ha escrito, si bien es necesario leer antes pensando en comentar lo leído. Hay una diferencia temporalmente esencial entre la palabra y la escritura. La escritura puede ser acotada, comenzar y terminar por donde se quiere, sin que la cuestión temporal la afecte de una manera determinante. La palabra, sin embargo, está inscripta en el tiempo, hay un movimiento de la palabra hacia el futuro, es siempre imperativa, hay que seguirla. Hay un punto de partida pero no se sabe bien cómo se va a continuar y mucho menos como se va a concluir, más allá de la intención del que toma la palabra. Es el propio Miller quien lo destaca en “Los usos del lapso” cuando sitúa la dirección retrógrada del efecto de significación, “dirección que comporta que el acontecimiento es susceptible de cambiar todo a nivel semántico”. [2]
El acontecimiento es lo que ocurre, lo que pasa, pero a la vez es lo que tiene la capacidad de reconfigurar todo lo anterior. La improvisación es fundamental para el acontecimiento. Por ello la práctica de la conversación es diferente de la conferencia o de otros modos de exposición del saber, donde se aporta o se da un resultado. La conversación va en dirección a lo no sabido.
Esto no implica que se pueda prescindir de un marco referencial, conceptual, que permita situar lo “no sabido” con respecto a lo “ya sabido”. [3] Miller destaca en el texto la importancia de que el marco sea “minuciosamente preparado (disposición original del lugar físico, edición previa de los trabajos, centrados y pautados)” [4], porque de ello depende que podamos “confiar el acontecimiento a la oportunidad”. El acontecimiento se produce en un contexto que, al mismo tiempo, lo trasciende para producir algo nuevo.
NOTAS
- Miller, J.-A., Los inclasificables de la clínica psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, 2005, pp. 317 y 318.
- Miller, J.-A., Los usos del lapso, Paidós, Buenos Aires, 2004, p. 234.
- Miller, J-A., “Lo postanalítico”, en: Conferencias porteñas, Tomo 3, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 89.
- Miller, J-A. y otros, “Carta a los participantes”, Los inclasificables de la clínica psicoanalítica, ICBA-Paidós, Buenos Aires, 1999, p. 317.
Comentario de Raquel Cors a la cita:
“La clínica, dice, [refiriéndose a Lacan] es lo real como lo imposible de soportar”. Es eso, la dimensión clínica es trágica. Lo es para el paciente, lo es también para el terapeuta.” [1]
Todos locos – una clínica que Enseña
Enseñanzas
En literatura se elucubra gracias a la personalidad[2] del autor, por el fracaso de un punto posible, frecuentemente sobre “lo realmente simbólico”[3]. Así como el mensaje en La carta robada de Allan Poe, o Pierre Menard el personaje ficticio de Borges, cada ser hablante bordea por el agujero, cómica o trágica-mente, pues estamos condenados a la debilidad mental por lo mental mismo[4]. Nuestro punto, es que hay un real imposible de soportar, que sólo se lo puede imaginar.
Roland Barthes escribía sobre Brecht, que su obra está hecha para convencer. Brecht, sabía afirmar y suspender un sentido con el mismo movimiento, ofrecerlo y decepcionar, decía que todas sus obras terminaban implícitamente con “busquen el desenlace”[5]. Mientras que Lacan Enseña lo que le enseñaron los enfermos, eso que se hizo explicar en Sainte-Anne, sin comprensión ni metalenguaje, sin clasificar ni descifrar la enfermedad de esos “locos normales”[6] que enseñan su cabalgamiento del nudo, su enfermedad, su lectura mental.
No es loco quien quiere
¿Qué es un loco? En una ocasión Lacan aproxima una respuesta: “alguien perfectamente normal”[7]¿Cómo se puede no ser loco? Si la locura es de comprensión, de comunicación, si las palabras de las que dependemos son de alguna manera impuestas, si la palabra es un parásito, si somos presas del lenguaje, si creemos que hablamos cuando somos hablados, entonces estamos ¿Todos locos? – Cito a Miller en su Curso del 17 de marzo de 2010 “Todo el mundo es/está loco no equivale en absoluto a la frase según la cual todas las vacas son negras -o grises (…) por el contrario, afirma que cada uno lo es/está de manera singular. Y por consiguiente, hablando con propiedad, no entra en clasificación alguna”. Para quienes hablamos, traumatizados, el análisis -como podemos constatarlo- va mucho más allá de la clínica. Miller, es enfático cuando recuerda a los psicoanalistas que en diván uno se la pasa hablando de lo que no existe…[8]
NOTAS
- Miller, J.-A., Los inclasificables de la clínica psicoanalítica, Enseñanzas de la presentación de enfermos, Paidós, Buenos Aires, 1999, p. 420.
- Lacan, en el Seminario 23 El sinthome, dice claramente que la paranoia es la personalidad.
- Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan, La idea de lo real, Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 160.
- Miller, J.-A., “El inconsciente y el cuerpo hablante”, Presentación del tema del X Congreso de la AMP en Río de Janeiro 2016, Disponible en: http://www.wapol.org
- Ibíd., p. 419.
- Ibíd., p. 427.
- Ibíd., p. 422.
- Miller, J.-A., Conferencia de apertura del V Encuentro Internacional del Campo Freudiano, Buenos Aires, 1988.
Referencias bibliográficas sobre Conversación
¿Cómo opera la conversación?
De “Carta a los participantes”, J-A. Miller, 1997, pp. 313-314. En Los inclasificables de la clínica psicoanalítica:
” La Conversación : se habla, nos hablamos.”
“Pero olvidemos Angers, Arcachon será otra cosa”
” La Conversación : para que tenga lugar, antes hay que leer, releer, leer pensando en comentar lo leído. El Conciliábulo del año pasado se había desarrollado según una forma alternada: exposiciones, discusión, exposiciones, discusión. La Conversación es, por un lado, todo lo escrito (el librito); por otro, todo el charloteo sin interrupción.”
“Se conservará un carácter de improvisación para el acontecimiento. Nada de programa, excepto que hay que comenzar a tal hora, terminar a tal otra, reponerse, dormir, etcétera. El marco ha sido minuciosamente preparado (disposición original del lugar físico, edición previa de los trabajos, centrados y pautados), y es justamente lo que permite confiar el acontecimiento a la oportunidad.”
“… tendrá éxito si ustedes aportan lo suyo en el momento, después de haber dedicado previamente el tiempo necesario para sacarle el jugo a los pulposos trabajitos que se les enviaron.”
Responsables del Boletín Letras en línea
María Hortensia Cárdenas
Ana Viganó