María Beatriz Paredes
Atrios, institución integrante de la Red Borde del Campo Freudiano, inicia sus actividades durante la pandemia, en un tiempo de incertidumbre en donde las posibilidades de calcular parecían desvanecerse pero prevalecía el deseo decidido de sostener una institución que empezó a idearse en el 2019.
Nuestra orientación desde el psicoanálisis lacaniano permite operar desde el respeto y dignidad para cada joven, poner en primer plano la respuesta singular que cada uno da al encuentro con el lenguaje, antes que cualquier intento de normalización o capacitismo.
En este transitar, la institución se interpreta así misma y cuestiona los significantes que se incluían en la oferta de trabajo como autonomía y socialización, transición a la vida adulta y otras de ese orden. Dando lugar a significantes que se extraen a partir de lo que sucede en los talleres: encuentros, porvenir, invenciones/movimientos. Un lugar para quienes tienen un vínculo diferente con la palabra y el lenguaje y como consecuencia, no entran en las lógicas académicas o laborales que en la ciudad se ofertan a los jóvenes.
Un atrio es un espacio intermedio entre lo singular de las habitaciones y lo público de los espacios comunes. Su funcionalidad varía, puede ser un espacio de espera, de encuentros, de saludos y despedidas. Un lugar extraordinario para hacer vida en él y moverse a los espacios que cada sujeto elija. Y eso son nuestros atrios, en plural.
En el marco de los talleres, algunos jóvenes de nuestra institución acompañan sus invenciones con herramientas que el arte brinda para la construcción de soluciones frente al agujero de la existencia. Algunos ubican un porvenir desde las actividades artísticas, efecto de dichas soluciones que han encontrado. De este modo, se propone hacer circular sus objetos, sus movimientos, sus invenciones y algunos consienten.
Esta muestra toma dos años organizarla y recoge el trabajo realizado durante cuatro años en el marco de los talleres que se proponen que incluye obras pictóricas, esculturas, obras musicales, fotografías, videodanza y un fanzine que recoge cómics elaborados en distintos talleres. Desde nuestra orientación, es importante alojar, ubicar un tiempo de espera y luego provocar desde un dulce forzamiento calculado. Por lo tanto se puede ubicar en el proceso el instante de ver, tiempo para comprender y momento para concluir.
Los padres se involucran en este acontecimiento y sugieren invitar a medios de comunicación para visibilizar lo que “sus hijos pueden hacer” y “el trabajo que Atrios realiza”. Lo cual nos parece una oportunidad de hacer extensivo el psicoanálisis como un abordaje posible. Durante las entrevistas, son los jóvenes, los intervinientes y los padres quienes toman la palabra y dan cuenta de lo que ahí circula.
Cada detalle es ejecutado bajo la condición de tomar como punto de partida la singularidad de cada joven. En el proceso, algunos se involucraron en el enmarcado de las obras, nombrando y musicalizando la muestra, recorriendo el espacio e interviniendo en el montaje, dirigiendo y guionando videos anónimos (1) que se proyectaron, sugiriendo elegantes maneras de aplaudir (2) en cada acto las cuales fueron transmitidas al público, cantando para los invitados en compañía de los intervinientes. Y es uno de los artistas quien menciona tres enclaves: A idear, a imaginar ¡a ideaginar!, desde lo más íntimo nos comparte la nominación que da a su propio tiempo circular y que nombra esta primera muestra artística de la cual ya nos encontraremos con sus efectos, en el entre varios.
1- Uno de los jóvenes propone dar apertura y cierre al programa de inauguración con videos que hacen referencia a Anonymous.
2- Durante uno de los talleres una joven sugiere elevar las palmas hacia la izquierda y dar sutiles aplausos, tomando como referencia la película Encanto, para así hacer un sonido más amable.